LOS MITOS DE LA MIGRACIÓN (Buena economía para tiempos difíciles)

 El libro "Buena Economía para tiempos difíciles" reabre el eterno debate relacionado con la migración y su repercusión en las economías receptoras.


La migración siempre ha estado y está en el centro del debate político de los países de más renta per cápita.


El miedo a la entrada de “hordas de migrantes” se convierte en pánico con los argumentos de Trump, Le Pen o cualquier otro gobierno populista. 

 

Lo que demuestra el libro es que muchas ideas en contra de la migración tienen su origen en un mal uso de los datos reales por parte de los líderes políticos. Además, se muestra cómo esta estrategia es una táctica electoral ganadora, a pesar de la cuestionabilidad de la información. 

Sin embargo, tras la contrastación de los datos, aquellos que abogaban por una “sociedad pura” libre de migrantes mantenían su postura.


¿Qué nos quieren decir los autores con esto? Que las ideas populistas no atraen a nuevos votantes, sino que dan voz a estos argumentos del extranjero-delincuente muy arraigados en la sociedad. Es decir, nada nuevo. 
Según la teoría de la oferta y demanda clásica, los migrantes deberían hacer a los nativos más pobres. Sin embargo, se muestra mediante la “Economía de servilleta” cómo, lejos de bajar los salarios y reducir el empleo nativo, la migración no tiene efecto en el país receptor e incluso favorece al crecimiento del mismo, simplemente porque los nuevos trabajadores consumen en el país en el que trabajan, no se repatría, por lo que se convierten en una parte más de la economía local.

En contraposición a la idea de que los migrantes salen de su país para delinquir, está la de la necesidad, la correcta. Los desastres naturales, guerras o pobreza extrema son los verdaderos motivos por los que muchas personas acaban arriesgando todo y tomando rumbo a una nueva y mejor economía (a priori). A pesar de que trasladarse de la tierra natal a una desconocida sea un último recurso, los autores demuestran a través de numerosos estudios cómo, a lo largo de la historia han acabado prosperando más (a corto y a largo plazo) aquellos que han migrado que los que no.



 Además, se desmitifica que la entrada de trabajo no cualificado perjudica a los nativos porque los migrantes lo hacen más barato. Todo lo contrario. Los trabajos en cuestión son los que nadie quiere coger, los que si no fuera por extranjeros, quedarían vacantes. Y en los que no, cada uno se especializaría en lo que mejor se le diese, como se verá más adelante en el libro relacionado con el comercio. 

Tras ver toda esta información, hay dos claros interrogantes. El primero: ¿Por qué los países no abren las puertas? Hay varios motivos, pero, naturalmente, los discursos populistas y el miedo a la pobreza son claros factores, debido a que en momentos de crisis e incertidumbre, los países tienden a cerrar sus puertas por un claro miedo a lo desconocido, que es la respuesta a nuestra segunda pregunta. ¿Por qué no hay más movimientos migratorios, si se ha demostrado que es beneficioso? La migración no deja de ser otra cosa que una inmersión en lo desconocido, un miedo por perder todo lo que se tiene (“aversión a la pérdida”). 

Sin embargo también hay otro motivo es el desconocimiento. Muchos países de baja renta per cápita no tienen los medios para informarse de nuevas oportunidades. Numerosos experimentos han vertido luz acerca de esta cuestión. Según cuenta el libro, a muchos habitantes de países en zonas en desarrollo y carentes de información, se les ha comunicado las probabilidades de éxito que se puede tener si abandonas tu patria rumbo a nuevas economías y mercado con más oportunidades que el propio. Tras escuchar esto, la mayoría ponía tierra de por medio y emigraba a zonas más desarrolladas. 

 

fuente: Buena economía para tiempos difíciles

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