LA EXTRAÑA SITUACIÓN DE GUINEA ECUATORIAL

LA EXTRAÑA SITUACIÓN DE  GUINEA  ECUATORIAL

JAIME COVEÑAS


En mi caso personal, estudié los países de África Central, concretamente Burundi, Camerún, República Democrática del Congo, República del Congo, República Centroafricana, Gabón, Guinea Ecuatorial, Ruanda y Chad. De todos ellos, el que despertó más mi interés fue Guinea Ecuatorial.



Por ello, hoy voy a hablaros de esta pequeña región bañada por las aguas del golfo con su mismo nombre. Guinea Ecuatorial se posiciona actualmente como una de las economías punteras de África, con la renta per cápita más alta de todo el continente, debido a una gran riqueza de recursos naturales, como el petróleo y el gas. El país posee también una industria sólida en sectores como la agricultura, la ganadería, la pesca y la silvicultura. 


Desde 1984 es igualmente miembro de la CEMAC, cuyo objetivo es la integración económica de seis países miembros de África Central: Camerún, Congo, Chad, Gabón, República Centroafricana y la propia Guinea Ecuatorial. Estos seis países comparten una política monetaria unificada, competencia del Banque des Etats de l´Afrique Central (BEAC), y una moneda única: el franco CFA.



Por su riqueza en hidrocarburos, la economía de Guinea Ecuatorial depende principalmente de la producción de petróleo. A pesar de la importancia de sus recursos naturales, cuenta con otras industrias sobre las que se sostiene la economía del país. 



El papel del sector exterior es fundamental en la actividad económica de Guinea Ecuatorial. En 2018 España fue el principal proveedor de mercancías, seguido de China y Estados Unidos. En cuanto a las exportaciones guineanas, que se fundamentan esencialmente en hidrocarburos, China ocupa el primer lugar, India se ha mantenido en segundo, seguida de Corea del Sur y Portugal.


Saliendo un poco de su situación meramente económica, me sorprendió ver que con un PIB per cápita tan elevado, apenas invertían en I+D.



En 2021 el gasto público per cápita en Guinea Ecuatorial, fue de 905 euros por habitante. En 2020 fue de 999 euros, luego el gasto público por habitante ha descendido en 94 euros. Si miramos diez años atrás vemos que entonces el gasto público por persona era de 4.244 euros. El país, según los últimos datos publicados, dedicó a educación un 5,58% de su gasto público, a sanidad un 2,94% y a defensa un 8,42%. 


Viendo todos estos datos, vale la pena preguntarse por qué esta nación del África Central ha hecho tan mal el desarrollo social a pesar de la innegable riqueza del país.


En 2015, tan sólo uno de cada cuatro recién nacidos en Guinea Ecuatorial fueron vacunados contra la poliomielitis y el sarampión y uno de cada tres de la tuberculosis, siendo uno de los indices más bajos del mundo. La esperanza de vida y la mortalidad infantil están por debajo de la media del África subsahariana. Aproximadamente la mitad de la población carece de acceso al agua potable. En 2012, alrededor de cuatro de cada diez niños guineanos de seis a 12 años no estaban escolarizados, muchos más que en los países africanos con menos recursos per cápita. La mitad de los niños que empiezan la escuela primaria nunca la completan y menos de la cuarta parte va a la escuela media.


Parte de la razón por la que los indicadores de salud y educación de Guinea Ecuatorial se quedan muy por detrás de sus vecinos, es la gran fortuna personal que los altos funcionarios del gobierno han acumulado durante el auge petrolero y por cómo el país invierte o no invierte en sí mismo. Aunque hay muchas maneras en que los funcionarios desvían la riqueza petrolera, los proyectos de infraestructura pública parecen ser un importante factor de corrupción. El gobierno destina casi todos sus ingresos petroleros a proyectos de construcción y, a menudo, otorga estos contratos a empresas que son al menos parcialmente propiedad de funcionarios de alto nivel. 



El gobierno, insiste en que no hay conflictos de interés cuando los altos funcionarios se benefician del Estado. Pero la gente del país paga caro por este auto-trato, ya que el gasto estratosférico en infraestructura deja poco para la salud y la educación. Los presupuestos del gobierno no son públicos y no rastrean el gasto en salud y educación, por lo que sólo se dispone de datos selectivos en los informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Lo que sabemos es que entre 2009 y 2013, Guinea Ecuatorial recibió un promedio de 4.000 millones de dólares anuales en ingresos petroleros, y gastó 4.200 millones de dólares en carreteras, edificios y aeropuertos. Datos del FMI muestran que en 2011 gastó sólo 140 millones en educación y 92 millones en salud. En 2008, gastó 60 millones en educación y 90 millones en salud, según el Banco Mundial.




Estos presupuestos irresponsables están en contradicción con el modelo de desarrollo defendido por la Unión Africana, que prioriza el gasto en salud y educación. La UA debe fortalecer su Consejo Asesor sobre Corrupción y presionar a los países que no han firmado la Convención de la UA para Combatir la Corrupción, como Guinea Ecuatorial, para hacerlo.


Tal vez la verdadera tragedia sea que, después de haber ganado miles de millones en riqueza petrolera durante las últimas tres décadas, se espera que las reservas de petróleo de Guinea Ecuatorial se agoten para 2035. A menos que se encuentren nuevas reservas, los ciudadanos comunes podrían quedarse atrás a pesar de su enorme riqueza. El reloj está corriendo.


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